Cuando la vida se detiene, ¿están tus finanzas en orden?
Tres acciones que son un verdadero acto de amor hacia tu familia
Salmo 27:1: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?”
¡Hola!
Espero que te encuentres súper bien.
Que estos días que nos han marcado como país y personas nos ayuden a valor más la vida.
La madrugada del martes 8 de abril del 2025 marcó nuestras vidas. La tragedia del Jet Set, que se suma a una lista de situaciones colectivas y personales vividas en los últimos cinco años, nos recuerda lo frágil que es el cuerpo humano… y lo efímera que puede ser la vida.
Este recordatorio cobra aún más sentido para quienes son madres, cabeza de familia o el principal sustento económico de su hogar. En medio del dolor, volvemos a preguntarnos: ¿qué estamos haciendo con nuestra vida?, ¿cuántas veces hemos puesto el trabajo primero?, ¿cuánto hemos postergado lo realmente importante? y más.
Sí, las respuestas suelen llegar cuando el alma está más dolida. Nos damos cuenta de que necesitamos cambiar, pero no siempre sabemos por dónde comenzar.
Vivimos en un sistema que nos hace sentir vulnerables en cualquier lugar. La realidad es que la muerte no avisa. Llega en silencio, muchas veces en el momento más cotidiano, y nos arrebata lo que más amamos.
Lo comprendí el día que perdí a mi abuela paterna. Unas horas antes estuve con ella. Ella se sentía mal, pero pensábamos que era algo estomacal. Sin embargo, un infarto puso fin a su día. Así de simple puede ser la muerte. Lo escribo con el corazón encogido, pero ya entendí que la muerte es lo único seguro en esta vida… aunque nunca estamos listos para recibirla.
Creé este newsletter con la intención de aprender, compartir reflexiones y ayudarte mejorar tu calidad de vida mientras cuidas tus finanzas. Por tal razón, aunque este tema no es mi favorito, toca hablar de la importancia de también llevar nuestras finanzas en orden para el día que nos toque partir, porque el “día y la hora” no la sabemos. Aquí te comparto algunas acciones que, aunque difíciles de hablar, son un verdadero acto de amor hacia tu familia:
Informa sobre tus cuentas y deudas: No se trata de contarlo todo a todo el mundo, sino de que al menos una persona de tu entera confianza sepa qué cuentas tienes, si existen deudas o ahorros. Puedes crear una carpeta física o digital con esta información. Recuerda: los fondos en cuentas de ahorro pueden ser reclamados por tus familiares directos.
Contempla un seguro de vida: Si tienes hijos o personas que dependen de ti, esta herramienta puede marcar la diferencia. No se trata de pensar en lo peor, sino de anticiparse para que ellos no tengan que enfrentarlo todo en medio del dolor.
Ten un plan funerario familiar: Aunque suene duro, morir también tiene un costo. Un plan funerario aligera la carga emocional y económica de quienes se quedan. Es una inversión en tranquilidad para quienes más amas.
Esta tragedia, además de tocarnos profundamente, debe motivarnos a vivir con más consciencia. Disfrutemos cada día como si fuera el último, sin perder el enfoque de compartir, amar y vivir con propósito.
Porque no sabemos cuándo será nuestro último amanecer, pero sí podemos decidir cómo queremos que nos recuerden.
Que esta Semana Santa sirva para reflexionar y hacer los cambios pertinentes en tu vida.